SALA 4

Ohara Koson 小原古邨.
Sin título (Pájaro y magnolia), c. 1930.
Xilografía polícroma, 40.2 x 27 cm.
Colección Casa Popenoe-Universidad Francisco Marroquín
Ohara Koson 小原古邨.
Garzas en la nieve 雪に白鷺, 1927.
Xilografía polícroma, 38.7 x 26 cm.
Colección Casa Popenoe-Universidad Francisco Marroquín
Ohara Koson 小原古邨.
Sin título (Cisnes), 1928.
Xilografía polícroma, 25 x 38.7 cm.
Colección Casa Popenoe-Universidad Francisco Marroquín
Ohara Koson 小原古邨.
Sin título (Garza en la lluvia), 1928.
Xilografía polícroma, 39.3 x 27 cm.
Colección Casa Popenoe-Universidad Francisco Marroquín
Ohara Koson 小原古邨.
Sin título (Dos carpas), 1926.
Xilografía polícroma, 39 x 26 cm.
Colección Casa Popenoe-Universidad Francisco Marroquín
Ohara Koson 小原古邨.
Dos goldfish 金魚, 1926.
Xilografía polícroma, 39 x 26 cm.
Colección Casa Popenoe-Universidad Francisco Marroquín

Ohara Koson y el regreso
a las fuentes chinas

Ohara Koson comienza a colaborar con el taller de Watanabe Shōzaburō en 1926. De formación pintor, uno de sus temas preferidos fue el de los pájaros y flores (conocido en japonés como kachō-ga). Es este un género pictórico que se sistematiza en China durante la dinastía Tang (618–907), y que posteriormente se expande hacia Corea y Japón. En China este género tuvo un gran éxito, no solo en los círculos palaciegos, sino también en espacios urbanos ajenos a la corte imperial, tanto por su capacidad decorativa como por su funcionalidad como alegoría. Es hacia finales del siglo XVIII en Japón cuando se introduce también a la gráfica ukiyo-e, aunque no encontramos a ningún ilustrador que se haya dedicado de manera exclusiva a esta temática, no obstante el número de imágenes de este tipo que diseñó Hiroshige en la primera mitad del siglo XIX.

Podemos considerar a Koson como el primer especialista moderno en este género, que trabajó tanto en pintura como en estampas a lo largo de su vida. Sus representaciones de plantas y animales son particularmente naturalistas, si las comparamos con las de sus predecesores. En sus estampas, las zonas de color no están delimitadas por una línea negra, como sucedía en la xilografía ukiyo-e, simulando así la manera de trabajar el color de la pintura sobre seda.

Gracias a su colaboración con el taller de Watanabe, las estampas de Koson tuvieron éxito en los Estados Unidos, donde se vendieron abundantemente. Como demuestran algunas de las cartas que Helen Barsaloux intercambió con Watanabe, ella siempre tuvo un gran interés en configurar una colección de obras de shin-hanga, donde hubiera una representación de aquellos artistas más relevantes para ese proyecto, de los que Koson fue uno.